martes, 29 de abril de 2008

Versos que auxilian

Y que dan respuestas. Que muestran lo acertado, enseñan y esconden lo erróneo. Que emocionan, estremecen, recuerdan y marcan pautas. Son versos que salvan.



Un calendario y un reloj de arena.
Una hebra de fatiga en la memoria.
Un leve alivio y una terca noria
que ofrece pena, pero vierte pena.

Ahí está la maldad de esta cadena:
que no es perpetua, sino transitoria.
El dolor era monumento y gloria
y un infierno de pausas lo gangrena.

El pasmo de un amor que se termina
deja al menos señal de su ruina:
sufrir es la ganancia en lo perdido

Pero cómo tragarnos esta afrenta,
este final innoble que nos tienta
con la copiosa mano del olvido!


de Félix Grande

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