jueves, 26 de junio de 2008

Pan y circo

Sí, sí, sí. Si es que el pan se hace a base de cereales _¿acaso la cebada no lo es?_, yo lo quiero.
Si el circo acampa en Viena, pero puedo verlo en "El Aguilar", entonces yo voy.
Si disfruto de los payasos berlinenses y los trapecistas son de Estambul, los acróbatas de Adana y hay un funambulista nacido en Heidelberg, entonces, entonces lo quiero.
Y haciendo uso de la macabra y cruel máxima que nos culpa por disfrutar de lo vano, por hacernos superficie, por deleitarnos con la forma y olvidar la esencia... entonces yo pido. Y reivindico. Insto a. Reclamo. Solicito. Demando. Suplico: con mis amigos, PAN Y CIRCO.

martes, 17 de junio de 2008

Miedo a no dar las gracias a tiempo.

Este poema le demostró a mi prejuiciosa mente de 18 años que la poesía era mucho más que el temario de Literatura de segundo de bachillerato. Que había poetas que no sólo habían tenido experiencias más o menos parecidas a las mías, sino que, tal y como las contaban, hacían que yo misma las viviese aunque nunca hubiera pasado por ellas. Con el consentimiento expreso de su autor, lo emito en nuestro reality.

Así, además de repetirle por enésima vez que en la blogosfera le estamos esperando, le doy las gracias. Porque él es responsable de que no pase un día sin escuchar un tema de Rock and roll (ou, yeah!!). Gracias por la receta del Cous-cous sacrílego, por los cacahuetes con miel y cerveza en una sesión golfa del cinéfalo Avenida, por los gin tonics SIEMPRE con limón, por las migas, por la dieta a base de birra y café sólo, por la madre del Briki y las historias de sus amigos. Por los Enemigos, por los Enemigos, por Josele Santiago, por los Enemigos. Por Led Zeppelín, Flaming Groovies, Sex Museum, New York Dolls. Por Joey, Johny, Dee Dee y Marky. Por los Beattes y por los Ilegales. Por Bukowski, por David González, por Pedro Juan Gutiérrez, por Peter Punk, por el Víbora, por Ralph König, por Robert Crumb. Por Calvin, por Hobbes, por Mauro Entrialgo, por Álvarez Rabo, por los Kiss Comics…

Porque con 21 años me convirtió en Teenage love machine.

Pero, sobre todo, porque le admiro, porque le quiero y porque durante un tiempo me regaló orgasmos inolvidables.


Gracias, amigo.



MIEDO

El miedo son doscientas páginas
de apuntes ignorados
hasta la noche anterior al examen.
El miedo es hojear revistas del corazón
en la sala de espera del dentista.
El miedo es oye-tío-hazme-un-favor.
El miedo es un trozo de costo
olvidado en no se sabe dónde.
El miedo es un condón roto
acurrucado a los pies de la polla.
El miedo es subirte al Ford Fiesta
blanco de un amigo borracho
un sábado cualquiera
con un yo condrolo
como único airbag.
El miedo son venas como cebos
para cazar cuchillas de afeitar
en las noches de mucho calor.
El miedo es vivir en una continua
cita a ciegas con el futuro.
El miedo es aguantarle la mirada
a cualquier simio uniformado.
El miedo es sujetar con una mano
las bragas de una perra cachonda
y con la otra tu rabo en coma etílico.
El miedo son los libros de Umberto Eco.
El miedo es el careto de los putos viejos
que se compran La Razón.
El miedo es un teléfono
que parece que va a reventar
a las cuatro menos diez de la madrugada.
El miedo es un gato jugando
con TU vinilo del It’s Alive de los Ramones.
El miedo es hablar con alguien
capaz de convencerte.
El miedo es enfrentarte a cuerpo
con un poema para cazarlo vivo
sin causarte ni causarle mucho daño.
El miedo es estar en las afueras,
rodeado de campos de girasoles,
en casa de un traficantucho
que se ha entretenido en enseñarte
(por este orden)
un vibrador en el dormitorio,
una escopeta en el salón,
sus cojones por el albornoz abierto
y estás demasiado ciego
para reaccionar.
El miedo es desconocer dónde desembocará
el caudal de mala leche que me anega.
El miedo es el olor de los hospitales
El miedo es leer el tractac del lobo estepario
como el que se mira en un espejo deforme.
El miedo es volver a estar a solas con ella
con un puñado de palabras que llevan
TU vida como ofrenda en sus manos,
temblando en la cornisa de los labios
sin atreverse a saltar
por que no saben si la respuesta
amartillada que les espera
está cargada con balas de verdad
o con salvas de fogueo.



Rafael Pablos Troyano


jueves, 12 de junio de 2008

Anatomía emocional

No me han crecido las tetas, ha sido mi corazón el que ha ensanchado.

Ahora

Ya no importa nada
que el ahora ya está siendo.

domingo, 1 de junio de 2008

Llamar a otro

"Dura más de una madrugada la primera noche de una mal amada bien follada."
Carmen Camacho


Llamar a otro, esa es la clave.
Ignorar posibilidades de reencuentro,
no cumplimentar la solicitud del número de teléfono,
descartar el proceso de idealización.
Volverse material
perseguir la materia,
centrarse en la carne.
Y llamar a otro.

Durante el periplo, 
ese que empieza en un bar 
y termina en la alcoba,
no hablar de una,
no contar dos.
Evitar en la medida,
más que nunca medida,
la enumeración tediosa.

Y apreciar los regalos:
la espiral de una caricia en el hombro,
el limón rechazado de José Cuervo,
la guitarra sin cejilla,
las cejas arqueadas y cómplices.

Saber que son efímeros.

Repetirse varias veces que son efímeros.
No utilizarlos en la receta del proceso de idealización.
No utilizarlos.
No utilizarlos.
En un papel, tampoco.
Llamar a otro.